¿Cómo podría pasarnos esto? ¿Por qué no nos defendieron?
El pueblo de Israel se encuentra en la más grave crisis de confianza desde que se fundó nuestro Estado, y muchos se preguntan: “¿Podemos seguir confiando en alguien?”
La buena noticia es que puedes. Sólo necesitas saber dónde buscar.
Israel es un milagro. Mira lo que ha sucedido aquí en 75 años: una “nación emergente”, prosperidad, logros en muchos ámbitos, incluidos la ciencia y la seguridad. Siempre hemos estado orgullosos de “la mentalidad judía” y hemos confiado en nuestro fuerte ejército.
Todo Colapsó
Hasta que todo se colapsó. La horrible masacre del 7 de octubre nos dejó a todos en Israel con el corazón roto, conmocionados y traumatizados. Nadie creía que llegaría el día en que masas de terroristas de Hamas invadirían nuestro país con tanta facilidad.
En ese terrible Shabat, miles de israelíes se encontraron en una pesadilla que duró muchas horas, en la que terroristas bárbaros quemaban familias enteras, secuestraban a ancianos y niños, violaban mujeres y masacraban bebés. Nuestras almas no pueden soportar el peso y el horror de lo que vivieron: solos, sin protección, indefensas. Más de 1.400 personas fueron asesinadas, miles resultaron heridas y más de 200 fueron secuestradas y enviadas a Gaza.
El Acuerdo se Rompió
¿Cómo podemos recuperarnos de una tragedia tan horrible? Muchos sienten que el acuerdo entre nosotros y nuestros líderes se ha roto porque fallaron en su misión principal: protegernos.
Apreciamos a nuestros líderes y militares y todo lo que han hecho por nosotros, pero después de este trágico fracaso, ¿podemos realmente confiar en ellos, y sólo en ellos? ¿Quizás no sean exactamente todopoderosos? ¿Quizás todos nosotros, como humanos, no somos tan fuertes, sabios, hábiles y buenos como solemos pensar?
Entonces, ¿De Dónde Vendrá Nuestra Ayuda?
Entonces, ¿de dónde vendrá nuestra ayuda? La respuesta se encuentra en el hermoso salmo: “Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y de la tierra” (Salmo 121:2).
Mucha gente tiene problemas con esa idea, pero si simplemente miramos nuestra propia historia, podemos ver que si no fuera por el Dios de Israel, no habría manera de que estuviéramos aquí. En realidad, una de las pruebas más poderosas del hecho de que Dios es fiel y de que podemos confiar en él es que el pueblo de Israel todavía existe y vive en nuestra tierra.
Dios siempre ha cumplido sus promesas a su pueblo. Aquí hay sólo algunos ejemplos de su acuerdo con nosotros, del pacto que hizo en el Tanaj (Biblia hebrea):
- Dios prometió que sólo si el sol, la luna y las estrellas desaparecieran, entonces el pueblo de Israel dejaría de existir (Jeremías 31:35-37). Y todos sabemos que a pesar de todos los intentos de destruirnos, el pueblo de Israel vive.
- Dios, como buen padre, nos dió un libro de instrucciones sobre cómo vivir y tener éxito, y nos advirtió que si no las cumplíamos, iríamos a un largo exilio – y eso también sucedió (Deuteronomio 28:64, Oseas 3:4-5).
- Pero Dios también prometió que regresaríamos a nuestra tierra (Ezequiel 11:17), restableceríamos nuestra nación (Isaías 66:8) y reviviríamos el idioma hebreo (Sofonías 3:9-10). Y aquí estamos en nuestra tierra, en el Estado de Israel, hablando hebreo.
Todos estos milagros no le han ocurrido a ningún otro pueblo en toda la historia - somos los únicos. ¿Alguna vez te has preguntado por qué?
¿Cuál es Nuestro Propósito y Destino?
La razón es que Dios tiene un propósito y un destino para nosotros. Escucha esta asombrosa promesa suya:
“Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.” (Ezequiel 36:24-28).
Wow, que buen padre. Dios ya cumplió la primera parte de su promesa – milagrosamente, nos reunió de todos los rincones de la tierra y nos trajo de regreso a Israel. Así podemos estar absolutamente seguros de que él cumplirá la siguiente etapa también. Y ahora nos invita a participar de este milagro.
Dios es la fuente de todo el amor, la paz y la seguridad que buscamos y quiere que experimentemos todas esas cosas. Él quiere habitar en nosotros, llenarnos de su buen Espíritu, darnos un corazón nuevo.
¿Por Qué Necesitamos Un Nuevo Corazón?
Pero ¿por qué necesitamos un corazón nuevo? Porque – cómo decirlo a la ligera – nuestro corazón no está precisamente limpio. Ya sabes: las mentiras piadosas, la codicia, los celos, el odio, el orgullo. Dios ve cómo no siempre lo hemos honrado, cómo hemos roto nuestra parte del acuerdo, el pacto con él. Entonces, ¿qué piensas? ¿Un Dios justo nos considerará “inocentes” el Día del Juicio?
Según el Tanaj, no podemos confiar en nuestras propias buenas obras, porque ellas nunca podrán borrar nuestros malos pensamientos y acciones (Isaías 64:6).
Y Ahora las Buenas Noticias
Pero la buena noticia es que hay algo en lo que podemos confiar. Mira lo que Dios mismo dice en nuestro Tanaj, en el libro de Jeremías:
“He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.” (Jeremías 31:31-34).
Rompimos nuestra parte del pacto con Dios, pero él nunca dejó de amarnos y, a pesar de todo, quiere darnos regalos increíbles: Nos invita a recibir el perdón y a pasar una nueva página en nuestra relación con él a través de este Nuevo Pacto.
Pero No Termina Ahí
Entonces, ¿cómo hará Dios este pacto? Prometió enviar al Mesías que tomaría sobre sí mismo todos nuestros pecados y castigos y moriría en nuestro lugar para expiar por nosotros, tal como está escrito: “Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” (Isaías 53:6).
Pero la cosa no termina ahí: Dios prometió que el Mesías resucitaría de entre los muertos para darnos un nuevo comienzo y vida eterna con él (Isaías 53, Salmo 16:10).
Dios también previó que a pesar de cientos de pruebas, los líderes religiosos del pueblo de Israel cometerían un gran error y rechazarían al Mesías judío. Mira cómo se describe al Mesías en los Salmos: “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo.” (Salmo 118:22).
Cuando las Piezas del Rompecabezas se Unen
Cuando unimos todas las piezas del rompecabezas que Dios nos dió para identificar al Mesías, podemos ver que el único que cumple con todos los criterios es Yeshua, Jesús de Nazaret. La evidencia es clara: Yeshua vivió toda su vida según la Torá, los edificadores del judaísmo religioso lo rechazaron y Yeshua entregó su vida y murió por nuestro pecado. ¡Pero Dios lo resucitó al tercer día, probándonos que Yeshua es en verdad el Mesías! Cientos de judíos testificaron que vieron a Yeshua vivo después de haber sido enterrado, ¡y no cambiaron su testimonio incluso cuando fueron torturados y asesinados por ello!
A través de Yeshua, Dios hizo un nuevo pacto con nosotros; no es una religión separada, sino el mismo pacto que los profetas de Israel predijeron. ¡Qué consuelo! Yeshua nos amó hasta la muerte. Mediante su resurrección venció a la muerte, y por tanto puede conceder vida eterna a todos los que creen en él.
No tienes que creernos – estas son promesas de Dios mismo y, como hemos visto, Dios siempre es fiel en cumplir cada una de sus palabras. Podemos confiar en él.
¿Qué Hacemos Ahora?
Entonces, ¿qué hacemos ahora? ¿Cómo podemos cumplir nuestra parte en este pacto? Todo lo que tenemos que hacer es darnos cuenta de que hemos pecado, pedirle a Dios que nos perdone, creer en el Dios de Israel y en el Mesías que él envió – Yeshua – y decidir seguirlo de ahora en adelante.
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